Se trata de estudiarlos con más profundidad. Para ello, deberás seguir la secuencia siguiente:

1. Analizar la estructura de inversión necesaria para la puesta en marcha del negocio. Cuanto menor sea la inversión, menor será el riesgo.
2. Decidir cómo vas a  financiar esa estructura de inversión. Es importante minimizar los riesgos financieros, o sea, reducir en la medida de lo posible la dependencia de inversión externa (bancos, inversores, etc).
3. Realizar una previsión de tesorería. Esto supondrá hacer una previsión de cobros y pagos que tendrás a lo largo del ejercicio.
4. Calcular la cuenta de resultados, que te permitirá conocer si la empresa ha tenido beneficios o pérdidas y además saber cuál es el punto de equilibrio, es decir el momento en el que los ingresos y los gastos son los mismos y por tanto no hay ni pérdidas ni ganancias. En definitiva, se trata de saber cuánto he de vender para poder cubrir los costes.