Desde hace un tiempo, los países desarrollados están fomentando este espíritu emprendedor y se está desarrollando una cultura emprendedora en la sociedad. Especialmente se intenta transmitir esta cultura entre los más jóvenes. Este esfuerzo se explica por varios motivos:
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Los nuevos retos que para el mundo empresarial supone la globalización. Las empresas se enfrentan a un entorno en constante cambio. Se hace necesario contar en la empresa con talento emprendedor, personas con grandes dosis de innovación, iniciativa y creatividad.
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Las reglas del juego empresarial cambian constantemente. Lo que era válido para ayer, puede que ya no lo sea para mañana. Es necesario que los jugadores puedan reinventarse cuando sea necesario. Son precisamente las personas emprendedoras, las que cuentan con estas cualidades.
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Este espíritu emprendedor es un elemento fundamental para crear empleo y mejorar la competitividad de nuestro territorio.
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Las características propias de un espíritu emprendedor son las que te convierten, además, en un buen profesional y la que requiere hoy en día la Nueva economía y la sociedad del conocimiento. Por ello, las empresas, cuando seleccionan personal, prefieren personas emprendedoras, que cuenten con iniciativa, capacidad de adaptación, trabajo en equipo, etc.